La muerte no es nada.
No he hecho más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo. Tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne ni triste.
Sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado.
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿Sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos, tan sólo a la vuelta del camino...
Lo ves, todo está bien...
Volverás a encontrar mi corazón y su ternura.
Enjuga tus lágrimas,
y no llores si me amas.
Hermoso... sin más.
ResponderEliminar:)
Si lo es.
ResponderEliminar¡Qué bonito!
ResponderEliminarUn regalo singular, sin lugar a dudas (vaya, parece un juego de palabras, pero no, de verdad que me parece precioso sin más... y sin menos).
Gracias Misery, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuy muy bonito..
ResponderEliminar